En enero de 1998, la extinta revista mexicana SOMOS, dedicó un número especial a Angélica María, con el subtítulo de "La novia de México". Iniciaba con un texto del escritor mexicano, Luis Zapata, quien por cierto le dedicó una de sus novelas. El artículo "Querida Angélica:" va como sigue ...
"1. Tendría 11 años cuando comencé a escribirle cartas a Angélica María, la entonces llamada "novia de la juventud", que insensiblemente pasó a obtener el más amplio mote de "novia de México" para ya no perderlo.
En el buzón filmíco de Jueves de Excelsior , o en la sección de espectáculos de algún periódico habían publicado su dirección, aunque para nadie eran un secreto los domicilios de las estrellas, a quienes se les podía escribir libremente con la seguridad de que las cartas llegarían a sus manos: antes de ser admirador de "la novia" (llamémosle así para abreviar), ya había conseguido, de esa manera, fotos autografiadas de Ariadne Welter y María Eugenia San Martín. Pero "la novia" no sólo mandaba fotografías a sus admiradores: también contestaba, en papel y sobre membretados, las frecuentes y posiblemente empalagosas cartas que le enviábamos ¿Qué podíamos decirle desde nuestras púberes humanidades? ¿Qué la admirábamos mucho? ¿Qué veíamos todas sus películas y comprábamos todos sus discos? ¿qué estabamos terminando la primaria? Probablemente la bombardeábamos con preguntas ociosas sobre sus actividades, de las que la prensa daba profusa cuenta. Sin embargo, "la novia", puntual y paciente, contestaba todo y aun mandaba saludos a los papás, los abuelitos y los hermanos, unas veces a máquina y con su firma al calce, otras de su puño y letra. No importaban, desde luego, las variaciones en los rasgos grafológicos: sólo contaba el hecho de que uno podía tener la certeza de que recibiría respuesta.
"La novia" tenía entonces 18 años, pero sin duda ya intuía que la amabilidad y la generosidad en el afecto sería características que la acompañarían siempre y se convertirían en parte inseparable de su mito: amor con amor se paga, no es gratuito, pues, el cariño que siente por ella la gente, no sólo quienes han sido sus admiradores ¿Intuía también que algunos de los que le escribíamos no sentíamos a veces solos en nuestros insípidos pueblos y que sus cartas, su asiduidad, eran una inapreciable compañia?
¡Santa Angélica María auxiliadora de los chamaquillos aburridos e impacientes por crecer!
1 comentario:
Hola, qué lindo relato este. La verdad que Angélica siempre ha tenido la buena costumbre de contestar su correspondencia, y a la fecha ahora en una era más moderna lo hace por medio de su email sin fallar.
Saludos
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